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A principios del año 1960, yo formaba parte del personal de una iglesia Cristiana como Ministro de Educación Cristiana y Juventudes, Un domingo por la noche teníamos a un pastor de otra iglesia como predicador invitado. Su presentación produjo un efecto inesperado y dramático en cada una de las personas de la audiencia. Cuando llego el momento en que debía dar su mensaje, se levantó, anduvo al púlpito y sin una sola nota y sin abrir la biblia, recito ocho pasajes de memoria como base de su mensaje...
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